30 noviembre 2008

Torbellino

Una brisa helada se sumergió sobre mi cuerpo
y mi mente se fugó. Ella se conectó con ese
juego de matices y opuestos, como una
nube sobre el cielo. La paciencia
se oponía como una represora del
alma. Nada pesaba en aquella
superficie del claroscuro
imaginario. Ojalá no sienta
este dolor y no lo sufra
como pariendo lágrimas
de placer... Ojalá ese
tornado psicológico
sirva para caer en
la realidad de
que nada es
posible en el
universo de
la razón.

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Peque.